lunes, 18 de mayo de 2015

AC/DC llega a Buenos Aires en diciembre en el marco de la gira mundial para presentar “Rock or Bust”


La banda presentará sus mejores éxitos, aun cuando su formación difiere en mucho de la original e incluso de la más famosa de 1996, cuando se presentó Ballbreaker. Angus Young sigue el frente del grupo después de haber llevado con él a Stevie Young, que sustituye a Malcolm Young, que padece una demencia incipiente. También aparece en la formación actual Chris Slade, que sustituye a baterista Phil Rudd, que está envuelto en un escándalo judicial, por amenazas de homicidio.

AC/DC logró en su última presentación en Argentina, llevar a casi un cuarto millón de fans en las tres jornadas que actuó, y los argentinos tienen particular recuerdo de la banda que grabó en esa ocasión su tercer trabajo en vivo: “Live at River Plate”, donde los músicos calificaron al público como “apasionado y motivador” para cada encuentro.

Ahora AC/DC volvería al Estadio de River, seguramente también por tres fechas, aunque todavía el asunto no está cerrado del todo. El álbum “Rock or Bust” ha impactado fuertemente en los seguidores de la banda y temas como “Play Ball¨, ¨Rock or Bust¨, ¨Rock The Blues Away¨, ¨Dogs of War¨, ¨Rock the House¨ y ¨Baptism by Fire¨, están llamados a convertirse en referentes del rock.

Expectativa ante la reincorporación eventual de Rudd

Mientras tanto el proceso judicial que se le sigue al batero Phil Rudd, acusado de amenazar de muerte a un empresario y a la hija de éste. Cuando la policía lo detuvo en su casa de Tauranga, descubrieron además metanfetaminas y marihuana, complicando su situación.

Baterista histórico del conjunto ha dicho que sus compañeros lo dejaron sin más cuando comenzó el proceso judicial pero que está “dispuesto a unirse al grupo en la gira, si puedo. Ellos no me llamaron y cuando intenté contactarlos no logré hablar con nadie”, afirmó en declaraciones a la cadena australiana Channel9. “Estoy realmente muy decepcionado, pero así es la vida”, agregó.

Rudd, que a disposición de la Justicia de Nueva Zelanda, decidió declararse culpable de las amenazas de muerte y de tenencia de drogas, con la expectativa de no ir a prisión.


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